lunes, 28 de mayo de 2012

LA ALIMENTACIÓN ROMANA

Breve introducción:

Pese a que no todos los romanos podían permitirse desayunar, aquellos
que sí lo hacían comían pan con sal, a poder ser acompañado de frutos
secos, huevos y queso. Para beber ingerían leche o vino. El almuerzo,
ligero y rápido, se tomaba alrededor del mediodía y consistía
principalmente de pan con sal. Las clases más pudientes lo acompañaban
de fruta, ensalada, huevos, carne o pescado, verduras y queso.
La cena era la comida más consistente del día. La típica de un romano
de clase media consistía de carne, huevos, frutas y verduras, regada
generosamente con vino aguado. No todos comían de igual manera. Las
mujeres y las clases pobres lo hacían sentados en sillas, mientras que
los hombres de la nobleza ingerían sus alimentos recostados en
 literas.



En las mesas romanas no faltaban las lechugas, coles, remolachas y nabos. Las frutas preferidas eran: manzanas, peras, higos, uvas y ciruelas, posteriormente aparecieron cerezas y melocotones. Quesos de diferente curación eran consumidos habitualmente. Los pescados eran muy apreciados así como las carnes de caza, especialmente el jabalí.
El pan, imprescindible en nuestra alimentación, era igualmente apreciado en civilizaciones tan antiguas como la romana, egipcia y griega. Los romanos apreciaban los garbanzos, habas y lentejas, pero desconocían las patatas y los tomates, que como todos sabemos no llegaron a Europa hasta después del descubrimiento de América por Cristóbal Colón.


Roma y el Garum, la salsa por excelencia:

Gustaban de tomar alimentos condimentados con salsas agridulces. La salsa por excelencia era el “Garum”, una pasta espesa obtenida mediante intestinos y demás vísceras de pescados como atún, esturión y otros, macerados en salmuera con hierbas aromáticas. España era la principal elaboradora de este condimento, concretamente en las costas andaluzas se tiene constancia de su preparación en el siglo V a.C.
Con el Garum se preparaban pescados, huevos, carne, y lo más sorprendente, pasteles de frutas.



Menú cotidiano en la Roma imperial




El menú de un día normal en la vida de los  romanos del Imperio empezaba por tomar en la mañana un desayuno compuesto con pan, miel, fruta fresca y queso. Comían poco y casi siempre de pie y cenaban también ligero a excepción de las clases dirigentes, donde la cena constituía un acontecimiento social que duraba horas y en el que se comía y se bebía sin medida. Estos banquetes iban seguidos de danzas, juegos y audiciones musicales.
No hay duda de que los antiguos habitantes de las orillas del Mediterráneo iniciaron sin saberlo una de las dietas más sanas que existen.

                                                              

                                                                             José Ignacio Sanchís 1º E

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